NO ES CIERTO QUE EN HIPNOSIS SE ESTÉ DORMIDO, NI QUE SE PIERDA LA CONSCIENCIA, NI LA VOLUNTAD

El sueño es un estado diferente al de la hipnosis (1). Los cambios electromagnéticos que se producen en el cerebro cuando dormimos se pueden medir con un electroencefalograma. Para ello se colocan en la cabeza de la persona que se dispone a dormir unos electrodos, que medirán sus señales electromagnéticas. El estado de sueño es fácilmente identificable porque está compuesto de varias fases en las cuales el cerebro emite ondas en diferentes bandas (2). Sin embargo, y está comprobado, la hipnosis no tiene nada que ver con ese estado tan característico, medible y definido, del sueño.

La hipnosis es una forma particular de estar, como la que en determinadas circunstancias podemos tener durante la vigilia (3). Por ejemplo, cuando estamos totalmente concentrados en una película que nos encanta, puede que nos aislemos del contexto y nos concentremos solo en ella, que focalicemos tanto que seamos capaces de sentir muchas experiencias que no están ocurriendo en la realidad, pero que consideremos como propias, y que pueden suscitar pensamientos y sobre todo emociones intensas, hasta el punto de llorar, reír, alegrarse, sentir angustia, disgusto, tensión, euforia, miedo, asco…, sabiendo siempre que todo ello es producto de una ficción, y además abandonando la visión de la película en cualquier momento que deseemos, de manera voluntaria, libre y consciente. Todo esto sería un ejemplo parecido a lo que sucede durante la hipnosis; sería una hipnosis espontánea: estás despierto, con los ojos abiertos, absorto en el film, no has perdido la consciencia, ni el control, hasta el punto de que en cualquier momento pueden llamar a la puerta o al teléfono y salir de tal estado de concentración, sin dificultad, en menos de un segundo, para ocuparte de cualquier otra área de tu vida.

Por tanto, en hipnosis se está despierto, alerta, atento y concentrado, y no se pierde ni el control ni la consciencia. El sujeto hipnotizado es dueño de sus actos, sus pensamientos y su cuerpo. Es más, se puede alcanzar un estado de claridad mental mucho más intenso, durante el cual se pueden analizar con mayor precisión determinados asuntos. Durante la hipnosis no hay ninguna niebla mental, ni oscuridad de la razón o la lógica, ni merma de capacidades intelectuales. Incluso puedes tener los ojos abiertos, tal y como muestra el Modelo de Valencia de Hipnosis Despierta (4).

Eso no impide que en un momento dado de la inducción una persona se pueda dormir, pero si eso ocurre será porque está cansado o por otros motivos que no atañen a la propia idiosincrasia de la hipnosis (ocurre algo parecido a la somnolencia durante la meditación, que depende no de la meditación en sí misma, sino del sueño o cansancio que arrastre el sujeto).

Siguiendo con el ejemplo anteriormente expuesto, mientras visualizas la película podrías quedarte dormido, pero eso no es producido por la película, sino por tu falta de sueño. Si te duermes no te enterarás de lo que pasa en la película, y de la misma manera, si te duermes cuando estás en una sesión de hipnosis no te enterarás de lo que te están diciendo.

Esto conecta con otra falsa creencia popular: que mientras se está dormido se puede influir mejor en la mente. No: cuando una persona duerme la mente desconecta de la realidad de la vigilia. Si el paciente queda dormido, las palabras y el discurso del hipnotizador no tienen ninguna importancia para la persona dormida. Todas esas historias en las cuales se aprenden idiomas escuchando lecciones mientras uno duerme, o esas leyendas urbanas y películas en las que se induce a la persona dormida a adelgazar, convertirse en otro o incluso asaltar un banco… Son solo falacias, pura fábula. La mente dormida no atiende a los discursos hablados más que lo que atiende al pasar de un coche lejano, o al zumbido de un mosquito, o al runrún de las tuberías. Para la mente dormida son solo un ruido más, un ruido de fondo sin ningún sentido ni significado. Por tanto, olvídate de aprobar el examen grabando la lección y escuchándola mientras duermes. Si lo haces, suspenderás. Mejor, estudia.

Como ya habrás deducido, hay diferentes modos de estar en hipnosis. La imagen más habitual cuando pensamos en alguien que está en hipnosis es verle tumbado, relajado y con los ojos cerrados. Ésta podría ser una forma, pero también se puede estar en hipnosis con los ojos abiertos, de pie y en movimiento (4).

Por ejemplo, muchos deportistas acuden a psicólogos del deporte, con formación especializada en hipnosis, para aprender técnicas de hipnosis, de modo que puedan rendir mejor en su disciplina, estando siempre despiertos y con perfecto control de su voluntad y consciencia (como no puede ser de otro modo durante la hipnosis). Otro ejemplo: una persona con miedo escénico podría ir a un psicólogo sanitario con formación especializada en hipnosis, para aprender a autohipnotizarse y abordar con serenidad y fortaleza sus ponencias; no por una inducción milagrosa del hipnoterapeuta, sino por un trabajo consciente de focalización y atención mental del propio individuo, para lo cual la hipnosis es una herramienta poderosa.

Y mientras ocurre la hipnosis, en movimiento, ejercitando los músculos, dando una ponencia, practicando un deporte… ninguna persona es un zombie o un insomne, sino alguien muy despierto, consciente de su tarea, de su vida y motivaciones, con un mayor control de la situación.

Hay diferentes formas de entrar y salir de la hipnosis. Una muy habitual es el uso de sugestiones. Las sugestiones son mensajes que buscan producir una respuesta en la persona, y estos mensajes pueden ser suministrados a través de otra persona (heterohipnosis) o bien por uno mismo (autohipnosis).

El hecho de que uno mismo pueda autohipnotizarse es una prueba más de que no se pierde el control, ni se está dormido, ni se pierde la consciencia. Además, igual que te puedes enviar a ti mismo sugestiones para estar en hipnosis, te las puedes decir para salir de la hipnosis en cualquier momento que quieras, y para ello es imprescindible sentirse presente, consciente de la situación que estás viviendo.

También es una falsedad que te puedas quedar enganchado, estancado o atrapado en un trance. Cuando estás debidamente entrenado por un profesional de la salud tú mismo puedes salir de la hipnosis. Salir de hipnosis puede costarle tanto a una persona como salir de una situación de relajación o de imaginación. Si estás absorto la contemplación de una pintura fascinante, si estás concentrado en sus colores, en sus formas, en su luz y sus sombras… ¿Cuánto tardarías en salir de tal fascinación si llamaran a tu teléfono móvil? Nada, ni un segundo. Podrías contestar a la llamada de manera inmediata, con perfecta lucidez. Durante la hipnosis ocurre algo semejante.

Resumiendo: ¿cómo es eso de estar hipnotizado? No es nunca perder el control, la voluntad, la consciencia, quedarse dormido y que alguien te domine… Todo eso son bobadas televisivas y cinematográficas. Estar hipnotizado es un estado parecido al de quedarse absorto, concentrado, estar en flujo con una actividad o línea de pensamiento. De hecho, es habitual entrar en hipnosis de un modo espontáneo y sin sugestiones, cuando estamos muy concentrados en una tarea. Por ejemplo, si juegas una partida con tus amigos a un juego del que estás disfrutando muchísimo, no tendrías noción de otra cosa e incluso no sentirías que pasa el tiempo. Pero eso no quiere decir que pierdas la consciencia ni la voluntad.

Entonces, ¿en qué se diferencia la hipnosis clínica de la hipnosis que puede surgir de un modo espontáneo? En que los profesionales sanitarios podemos ayudarte a abordar una problemática concreta para la cual tú tengas muchas dificultades, de modo que aprendas a relajar tu mente y a utilizarla de un modo racional, con precisión y eficacia, y, de haber un problema, localizarlo y resolverlo de manera satisfactoria. Mediante la hipnosis clínica el paciente puede aprender a focalizar y concentrar su mente, por ejemplo, para gestionar sus emociones negativas, para desarrollar su creatividad, para superar miedos sociales (como el ya mencionado miedo escénico a hablar ante un público), para acabar con adicciones como el tabaco o el alcoholismo, para fijar objetivos laborales o de otra índole y ayudarle a trabajar mejor para conseguirlos, para disminuir las distracciones, vencer tentaciones maliciosas y gestionar mejor el tiempo, para erradicar hábitos negativos y sustituirlos por otros positivos, o para tener más control sobre el propio cuerpo, por ejemplo en procesos de adelgazamiento y control del peso.

No hay nada de mágico o sobrenatural en todo esto, no hay nada hermético ni esotérico, no hay circo ni película alguna, ni chisteras, ni pases de manos, ni miradas cautivadoras…, no hay nada que no se haya comprobado ya de forma científica y que no haya sido tratado por profesionales y recogido en textos académicos. Se trata solo de aprovechar mejor las capacidades naturales de nuestra mente y aprender a usarla con mayor fortaleza y precisión, para que nuestra vida nos resulte, día a día, más satisfactoria.

En conclusión, la hipnosis es una herramienta muy potente que puede ayudarnos a solventar dificultades y a mejorar destrezas ya adquiridas. Pero es fundamental que, si te decides a aprender o a usar esta técnica, lo hagas siempre a través de un profesional sanitario cualificado. La hipnosis no entraña riesgos siempre y cuando sea aplicada y entrenada a través de profesionales de la salud formados en esta técnica. Fuera de lo que es la hipnosis aplicada por profesionales de la salud, hay un mar de falsas creencias, ideas irracionales, usos y abusos que pueden llegar a ser dañinos para el paciente.

Esta es la segunda de una serie de entradas sobre los mitos de la hipnosis. Anteriormente, abordé la relación que tiene la hipnosis con la Ciencia. Puedes leerlo aquí: MITOS DE LA HIPNOSIS… (1).

Si te ha gustado este artículo te invito a que te suscribas a mi Newsletter, para que estés al tanto de diferentes e interesantes temáticas de psicología. Y si te interesa la hipnosis, he de comentarte que seguiré escribiendo artículos en referencia a sus mitos y usos, y de su capacidad probada para mejorar el bienestar, la salud y la consecución de objetivos.

Que tengas un día maravilloso.

Natalia Aguado

Directora de NVAG Centro de Psicología y Psicóloga Sanitaria.

NVAG Centro de Psicología es un centro sanitario en Alcobendas (Madrid), en el cual la psicóloga sanitaria Natalia Aguado ofrece servicios de psicoterapia. Para más información visita www.nvagpsicologia.com

REFERENCIAS

(1) Loomis, A. L.; Harvey, E. N.; Hobart, G. (1936). Brain potentials during hipnosis. Science, 83, pp 239-241. https://dx.doi.org/10.1126/science.83.2149.239 Véase en https://psycnet.apa.org/index.cfm?fa=search.displayRecord&UID=1936-02900-001

(2) Fernández, R., Valdés, A., Martínez, A., Magdaleno, V., Almazán, S., Martínez, D., y Fernández, A. (1998). Visualización gráfica de las transiciones de las fases del sueño en el hombre: métodos de representación tridimensional. Revista Salud Mental. 21(6), pp. 27-32.

(3) Spiegel, H. & Spiegel, D. (1978). Trance and treatment. Clinical uses of hypnosis. Washington, D.C.: American Psychiatric Press.

(Hilgard, 1991; Kirsch, 1993; Sarbin & Coe, 1972; Spanos & Barber, 1976). Hilgard, E. (1991). A neodissociation interpretation of hypnosis. En S.J. Lynn & J.W. Rhue (Eds). Theories of hypnosis: Current models and perspectives (pp. 83-104). New York: The Guilford Press

Kirsch, I. (1993), Hipnoterapia cognitivo-comportamental: Expectativas y cambio de comportamiento. En A. Capafons & S. Amigó (Eds.), Hipnosis, terapia de auto-regulación e intervención comportamental (pp. 45-61).Valencia: Promolibro.

Sarbin, T.R. & Coe, W. (1972). Hypnosis: A social psychological analysis of influence communication. New York: Holt, Rinehart & Winston.

(4) Ana Alarcón; Antonio Capafons. El modelo de valencia de hipnosis despierta ¿Técnicas nuevas o técnicas innovadoras? En Papeles del Psicólogo, 2006 vol. 27(2), pp 70-78