Tratamiento del Vacío Existencial en NVAG Psicología Alcobendas
Es posible que ahora te sientas vacío, apático, triste e incluso desesperado. Es posible que las cosas, situaciones y personas que antes te animaban ahora te parezcan frías. También puede que te sientas confuso, perdido, o que todo te aburra y nada te llame la atención. Puede que veas el futuro como algo oscuro y tenebroso a lo que es mejor no enfrentarse. Quizás ciertos fracasos o situaciones desagradables, continuadas en el tiempo, te creen la sensación de que ya no tiene ningún objeto luchar por nada ni emprender ninguna tarea. Tal vez la falta de significado profundo en tu vida te lleve a una hiperactividad en el trabajo o el ejercicio físico, o a beber y consumir drogas para tratar de llenar ese agujero que siempre está ahí, pero que no puede ser llenado, hagas lo que hagas. En definitiva, puedes sentir que la vida ya no tiene objeto, que no tiene significado ni razón. Y no hay esperanza alguna de encontrarla.
Si sientes o experimentas algunas de las cosas nombradas, tal vez sufras de lo que comúnmente se llama «vacío existencial». No es algo tan poco común como cabría esperar, sobre todo en esta sociedad de la búsqueda de satisfacciones instantáneas, donde ya no esté de moda hablar de la responsabilidad individual o de la trascendencia de nuestras acciones y palabras. El vacío existencial acarrea altas dosis de sufrimiento. Una buena solución para llenar ese vacío es buscar la ayuda de la Psicología Sanitaria. En NVAG Centro de Psicología estoy preparada para ayudarte a solucionar este problema y, juntos encontrar las respuestas, tus propias respuestas, y el sentido de la vida: tu propio sentido de la vida.
En este artículo te contaré cosas muy interesantes sobre el vacío existencial. El gran psicólogo Víctor Frankl sufrió la experiencia demoledora de ser prisionero en un campo de concentración nazi; pero incluso en tal situación horrible pudo encontrar un sentido a su vida que le permitiera sobrevivir, y después ayudar a los demás. Te recomiendo su magnífico libro «El hombre en busca de sentido», en el que cuenta sus experiencias. Como bien dijo Víctor Frankl:
«La mejor tarea para cualquier persona es encontrarle sentido a su propia vida»
¿Qué es el vacío existencial?
El vacío existencial es un sentimiento o sensación de que no hay sentido en tu vida, de que no hay objeto ni finalidad en tu existencia. Puede que te preguntes por el significado de las cosas que los demás o tú mismo haces, y no lo encuentres. Es probable que no sepas o no puedas encontrar la razón por la que estás en este mundo, cuál es tu lugar en él ni qué misión o tarea deberías realizar para sentirte pleno y realizado. En el peor de los casos no es solo que no sepas la respuesta a estas preguntas, sino que incluso creas que no puede haber respuesta porque nada tiene sentido ni finalidad.
El vacío existencial es, por tanto, una sensación o sentimiento no puntuales, sino continuos. Sería pues un estado emocional (Ver Tratamientos: Problemas Emocionales) en el que predominan la confusión, la tristeza, el hastío, incluso el aburrimiento, pues nada ni nadie parecen merecer la pena.
A veces puede que no sepas de dónde sale este estado emocional tan negativo y que navegues en la confusión, como atrapado en un laberinto sin significados. Pero también puede que este vacío existencial surja de un pensamiento obsesivo sobre temas trascendentales y profundos, de una manera casi morbosa; entonces, tras muchas vueltas a lo que ves a tu alrededor, pienses que en realidad nada tiene sentido realmente, que no hay esperanzas (ver Tratamientos: Obsesiones y compulsiones).
El vacío existencial puede significar una crisis profunda que estés atravesando, cuando las circunstancias parecen aplastar los viejos valores que antes te parecían sólidos y fuertes, pero ahora tambaleantes y quebradizos. Cuando el mundo, tal y como imaginabas que debía ser, se comporta de una manera desquiciada y absurda.
El vacío existencial en ocasiones no toma una forma pasiva (depresión, tristeza, aburrimiento, hastío…), sino activa, cuando ese agujero doloroso debe ser llenado de cualquier manera, mediante la búsqueda de placeres y situaciones excitantes en la superficie, pero pobres en el fondo, y además autodestructivas, como beber alcohol, tomar drogas, fumar de un modo compulsivo, buscar sin cesar nuevas aventuras eróticas o sexuales, o trabajar hasta agotarte.
El vacío existencial puede tomar diversas formas y ser producido por distintas razones y circunstancias, pero siempre se basa en un profundo sentimiento de que tu vida (o la vida en general) no tiene ningún sentido, o bien, si es que lo tiene, resulta imposible hallarlo.
¿Cuáles son los síntomas del vacío existencial?
Hay distintos síntomas del vacío existencial, y pueden ser tanto emocionales (sentimiento de zozobra o tristeza), como fisiológicos (experimentar a veces un «agujero» en el pecho o el estómago), o intelectuales (divagación acerca de lo estúpida y maligna que es la especie humana). También pueden tener una dimensión personal (me siento mal conmigo mismo, siempre), o social (me siento aislado de los demás). Es frecuente que diferentes tipos de síntomas se mezclen y se ayuden entre sí.
Voy a nombrar algunos de los síntomas más frecuentes:
Sensación de vacío, de que estás incompleto y que te falta algo que no sabes definir.
Apatía, aburrimiento y falta de ganas de hacer nada. Es posible que no quieras ni levantarte de la cama.
Falta de esperanza en el futuro. Todo parece tenebroso y destinado al fracaso.
Sentimiento de alienación, de que no estás en el lugar adecuado, de que incluso no eres quien deberías ser.
Tristeza y melancolía. Nada parece alegrarte ni animarte. Este estado de ánimo sombrío puede conducir a la depresión (ver Tratamientos: Depresión y tristeza).
Confusión y zozobra, incapacidad de encontrar respuestas a las preguntas que más te importan. Como si estuvieras en un laberinto sin salida.
Sensación de ser manejado por fuerzas exteriores o interiores sobre las que no tienes ningún control, y que harán de ti lo que deseen.
Aislamiento: no quieres estar con nadie, no le ves sentido a tener amigos, pareja, no quieres relacionarte con nadie. La sociedad entera parece estar alejada de ti porque te parece estúpida, incomprensible o desagradable. Te resulta difícil establecer contacto con los demás, incluso hablar con ellos. Incapacidad de sentir que perteneces o puedes enraizarte en cualquier grupo.
Soledad: a pesar de estar rodeado de personas, te sientes siempre solo.
Preguntas frecuentes para los que no encuentras respuesta: ¿por qué estoy aquí? ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Para qué hacer nada o intentar nada? ¿Por qué esforzarme?
Sensación de que todo es absurdo, grotesco e incluso irreal.
Conductas agresivas: la frustración de no hallar ningún sentido puede llevarte a buscar de manera inconsciente peligros para intentar «sentir algo»: quebrantar la ley, violencia, agresividad… Incluso puede llevar a conductas de tipo suicida.
Conductas adictivas autodestructivas: para evitar sentir ese insoportable vacío tratas de llenarlo con sensaciones excitantes; puedes beber alcohol en exceso, fumar de un modo compulsivo o tomar drogas.
Promiscuidad sexual: convertirse en adicto al sexo y buscar las sensaciones eróticas más fuertes.
Trabajar de manera compulsiva, sin descanso, también para llenar el vacío o evitar pensar en él.
Hacer ejercicio físico en exceso, con el consiguiente peligro de sufrir accidentes y lesiones.
Centrarte en conductas egocéntricas validadas por esta sociedad de la satisfacción rápida; por ejemplo, hacer una exhibición continua de tu vida personal en fotos, vídeos y selfies en las redes sociales, de tal modo que quedes enganchado y necesitado de una validación superficial ajena en forma de like.
Incapacidad de fijarte objetivos y metas (Ver Tratamientos: Metas y objetivos).
Sensación de repulsión, de hastío e incluso de asco hacia la gente y el mundo que te rodea.
Sensaciones físicas de un agujero helado en el estómago o el pecho; o sentirse mareado, sentir vértigo al pensar en el futuro o en el mundo y tu papel en él.
Falta de autoestima (Ver Tratamientos: Autoestima).
Miedo o inquietud hacia el mundo, hacia el propio futuro incierto y tenebroso. Esto puede desembocar en algún tipo de ansiedad (Ver Tratamientos: Ansiedad).
Delegar la responsabilidad de tu vida en otros. No preocuparte por trabajar, estudiar, buscar cualquier tipo de futuro, como si vivieras en un limbo sin principio ni fin.
No cuidar la higiene o unos hábitos físicos saludables.
Falta de apetito.
¿Cuáles son las razones del vacío existencial?
¿De dónde surge el vacío existencial? ¿Qué lo produce? ¿Cuáles son sus razones? Aquí te expondré algunas de las principales, teniendo en cuenta que la lista no puede ser exhaustiva y que quizá dos, varias o muchas se unan y ayuden entre sí.
Puede que hayas sufrido una serie de fracasos, desilusiones o decepciones. Por ejemplo, al intentar poner en marcha un negocio que nunca arranca, o bien al pasar por relaciones sentimentales fallidas… Cuanto más honda es esa sensación de fracaso y de inutilidad, más fácil es que la vida te empiece a parecer carente de sentido, triste e incomprensible.
Tal vez hayas pasado por relaciones tóxicas que hayan socavado tu autoestima o tu confianza en ti mismo, hasta el punto de hacerte sentir anulado como persona (Ver Tratamientos: Autoestima). Por ejemplo, tras sufrir acoso escolar o laboral, por culpa de una pareja que te ha tratado mal o de unos padres o una familia que te han humillado e infravalorado durante mucho tiempo.
Es posible que el vacío existencial haya sido generado o forme parte de otro tema anterior y por tanto superior: depresión crónica, un duelo no resuelto, adicción a drogas o alcohol o juego, incapacidad de concentrarse para conseguir objetivos… Entonces, en la Terapia Psicológica se abordan primero estos asuntos, porque si no se resuelven tampoco desaparece el vacío existencial.
Conectando con lo anterior, si alguien muy cercano o querido ha muerto (sobre todo si ha sido de improviso y no has podido prepararte), esto socava por completo la idea que tenemos sobre nuestra vida y sobre por qué debemos esforzarnos por nada, ya que la muerte te puede arrebatar lo más querido, y es inevitable. Estaríamos en un caso claro de duelo que habrías de superar (ver Tratamientos: Duelo).
Una reflexión morbosa y exagerada sobre problemas filosóficos puede llevar a la conclusión de que nada tiene sentido. Tal vez te preguntes a menudo qué sentido tiene todo o te enzarces en una rumiación constante sobre la muerte o el sufrimiento humano. Puedes decidir que la existencia carece de sentido, que nada es seguro, que el universo o la sociedad o el mundo o el ser humano son hostiles y solo queda aguantar lo mejor posible el tránsito por este mundo. Tales ideas extremistas y en el fondo irracionales pueden llevar al vacío existencial.
Seguro que te suena eso de «la crisis de los 40, 50, 60…», ¿verdad? La sociedad pone unos límites irracionales en tu vida y parece que si a esas edades no has conseguido lo que te propusiste, tu vida entera no ha tenido ningún sentido, y por ello en el futuro tampoco lo tenga. Al llegar a esas marcas sociales tal vez sientas que no has vivido correctamente, que te falta demasiado por hacer, que no estás donde creías que estarías, que mires hacia atrás y creas que se te ha escapado tu propia vida, sin que te des cuenta. Y que tus esfuerzos no han servido (ni servirán) para nada. Pero recuerda: Estas «metas volantes sociales» son irracionales, pues el proceso de realización vital de una persona jamás acaba, ni siquiera en la vejez. Tu vida no tiene fechas de caducidad. O solo tiene una: la muerte. Todo lo demás es camino para ser recorrido con energía y con ilusión.
En nuestra sociedad moderna de la satisfacción inmediata palabras como «paciencia» «trabajo» «responsabilidad» o «compromiso» no parecen estar de moda. Pero estos conceptos son imprescindibles para conseguir una mínima realización personal en casi cualquier nivel. La saturación informativa, las redes sociales y sus sucedáneos de amor en forma de likes, las relaciones superficiales a golpe de WhatsApp… Todo ello puede conducir a cierta alienación del individuo, cuya existencia es rápida y cómoda, pero superficial. Esto puede provocar una sensación de que «algo falta» siempre, lo cual lleva a su vez al vacío existencial.
El vacío existencial suele estar muy ligado a la falta de valores y principios morales, filosóficos y espirituales que trasciendan nuestras vidas. En los medios de comunicación y de ocio parece que vencen los aprovechados, los charlatanes, los que más gritan y dan el espectáculo, y los políticos tampoco ayudan como ejemplos claros de honestidad y responsabilidad. Se puede caer en una idea del «todo vale», «no pasa nada» o «¿y qué más da?». Si te aferras a un egoísmo puro porque eso parece lo mejor, a la larga conduce a una existencia vacía y llena de sufrimiento.
El vacío existencial surge ante la imposibilidad de fijar metas y objetivos importantes, o bien cuando resulta difícil focalizarse y trabajar en ellas hasta conseguirlos, o cuando una vez conseguidas, las metas te dejan indiferente porque tal vez no eran las que realmente necesitabas. (Ver Tratamientos: Metas y objetivos).
Una búsqueda desesperada de placeres y situaciones excitantes y satisfactorias: compras compulsivas, fumar, emborracharse, consumir drogas, saltar de cama en cama buscando nuevas sensaciones eróticas, ir de pareja en pareja… Creemos que solo eso puede llenar nuestra existencia, pero tal vez descubramos que no solo no lo consigue, sino que en ocasiones sus efectos secundarios son autodestructivos y nos conducen a la prisión de las adicciones.
Guerras, crisis económicas, grandes catástrofes naturales, delincuencia, terrorismo… Estos hechos terribles sacuden la vida de las personas, que a partir de ahí pueden desarrollar una angustia vital y una visión tenebrosa del mundo y el futuro, que genere un vacío existencial. (Ver Tratamientos: Ansiedad y Tratamientos: Trauma).
Por supuesto, hay otras razones que pueden crear el vacío existencial. Pero siempre suele darse lo mismo: una insatisfacción profunda y constante porque nuestra vida deja de tener sentido y significado.
¿Cómo puede ayudarte la Terapia psicológica para vencer el vacío existencial?
La Terapia Individual es el proceso más adecuado para tratar el problema del vacío existencial, aunque también puede ser de mucha ayuda una Terapia de Grupo. En NVAG puedo ofrecerte ambas opciones.
Cada persona es un mundo y por ello la Terapia Individual es como un traje hecho a medida para ti, único e intransferible, el traje que mejor te sienta. No se puede generalizar ni ofrecer un manual rígido sobre las cosas que, juntos, paciente y psicóloga, podemos tratar y solucionar en dicha terapia, pero suele haber unas claves importantes en el fascinante camino para tratar de hacer desaparecer el vacío existencial.
Se requiere en primer lugar una indagación en tu vida, en tu pasado e historia personal, en tu carácter, tus circunstancias, sensaciones y pensamientos. Podrás expresar en un entorno seguro y terapéutico aquello que tal vez no puedas o no te atrevas a decir en otro lugar. Esta introspección a través de la conversación entre tú y yo me permite analizar qué puede ocurrir y cómo ayudarte mejor. Y no solo eso: también podrás conocerte mucho mejor a ti mismo, descubrir tus claves y comprenderte mejor.
Es importante que la persona aprenda a aceptar la realidad sin dramatizar en exceso: aceptar que todos sufrimos frustraciones y que ni la sociedad, ni las personas, ni quizás la vida misma son siempre justas. Así, se desarrolla una madurez y una fortaleza que permiten soportar los sinsabores sin derrumbarse.
Tal vez descubras durante la terapia qué te motiva, qué objetivos realmente deseas y cómo llegar a esas metas con constancia y con ilusión (Ver Tratamientos: Metas y objetivos).
En la Terapia Individual te puedo ayudar a encontrar el norte de tu brújula existencial. Es muy importante descubrir, o determinar, cuáles son tus valores y principios para que puedas poner unas bases sólidas y no ir de un lado a otro, a la deriva.
Si tu vacío existencial tiene que ver con la sensación de soledad y aislamiento, trataremos esos temas en profundidad para entender qué barreras hay entre los demás y tú, y cómo echarlas abajo para que te sientas libre y satisfecho en tus relaciones con los otros.
Puede que deban vencerse ciertas adicciones (juego, drogas, alcohol, sexo…).
Quizá redescubras aquello que te alegraba o motivaba y lo recuperes y vuelvas a disfrutar de ello.
Aunque la vida no te muestre su lado más agradable, las cosas suelen ser más soportables con un propósito que te guíe y te mantenga en pie.
Has de saber que no es tanto lo que te ocurre, sino tu actitud ante lo que te ocurre, lo que determina tu estado de ánimo y tu búsqueda de propósitos. Quizás haya que trabajar en cambiar esa actitud para superar mentalmente cualquier obstáculo o frustración.
Tal vez salgas de una burbuja de egoísmo y vanidad para hacerte responsable de tu vida y tus emociones. Puedes trabajar para que este mundo sea un poco mejor gracias a tus actos.
Es importante dejar de creer que no tienes nada que ver con lo que te ocurre. Puedes dejar de victimizarte y echarle la culpa de tus sufrimientos a la sociedad, el sistema o el mundo entero. Quizá no seas el culpable de cosas que te suceden a ti o a los demás, pero sí eres el único responsable sobre cómo vas a pensar, sentir y reaccionar al respecto. Nadie puede quitarte esa libertad y tú tampoco has de transferirla a nadie. Asimilar por completo que se es responsable de la propia vida disminuye o incluso acaba con el vacío existencial.
Encontrar una «misión», una «tarea» propia para mejorar la vida de los demás (y la tuya) suele desintegrar el vacío existencial. Para darte a los demás no tienes por qué ser misionero o activista de una ONG (aunque si lo haces vas a pulverizar cualquier vacío existencial); basta con hacer lo que haces (tu trabajo, tus estudios…) con la idea de darle un poco más de valor a la vida de los demás, solucionar sus problemas, poner tu granito de arena para que las cosas funcionen mejor, hacer las cosas bien solo por el deseo de hacerlas bien, y conseguir que alguien tenga un poco más de satisfacción en su vida. Trabajar solo por dinero da comodidad, pero trabajar para ayudar a los demás da trascendencia, y eso es mucho más importante.
Es importante vencer la rumiación negativa y morbosa sobre el pasado y el futuro. El único momento que realmente tienes es este: el presente. Aprender a vivir y disfrutar con intensidad el presente puede acabar con ideas dramáticas sobre la sociedad, el mundo y el porvenir.
A través del proceso de indagación en la Terapia Individual puedes descubrir quién eres y cuál es tu papel en este mundo, qué quieres hacer, por qué y cómo hacerlo. Puedes acabar con ese horrible agujero del vacío existencial porque tu vida empezará a estar llena.
Recuerda: más importante que todas las riquezas del mundo es el saber que tu vida tiene significado, que dejas tras de ti una huella que otros puedan seguir para ayudarles en su camino, sentirte satisfecho con lo que haces y vives, y entenderte. Es muy probable que puedas conseguirlo con el trabajo que hagamos juntos en la Terapia Individual. El autoconocimiento y el enfrentarte a los desafíos y miedos de la vida con valor y constancia es, tal vez, el viaje más fascinante que puedas emprender.
Me encantaría estar ahí para ayudarte.
Si quieres saber cómo puedo ayudarte, en este o cualquier otro problema, puedes conocer