En este artículo os voy a hablar sobre la manera en como los pensamientos acerca de tareas pendientes, lo que he llamado Escenario de la mente, pueden producirnos una existencia llena de ansiedad. También os mostraré un escenario alternativo al que he calificado como Escenario del presente, donde no existen esa clase de pensamientos exagerados y nocivos; y por último, terminaré dando unas potentes sugerencias para traer, o devolver, la calma a nuestra querida mente.

Si me has seguido en los otros artículos del Newsletter de NVAG Centro de Psicología ya debes saber que no hay una sola receta mágica que sirva para todos. Cada persona es un mundo y cada mundo requiere su propia exploración. Mis palabras pueden hacerte reflexionar y es muy posible que te sirvan de gran ayuda, pero probablemente no sean la solución perfecta y definitiva para tu problema único y personal. Si realmente sientes que estas sufriendo y necesitas ayuda, lo mejor es que me llames para tomar cita en mi centro de psicología en Alcobendas, o bien que visites a un psicólogo sanitario de tu zona.

Vayamos con los diferentes escenarios propuestos… ¡Al lío!

Escenario de la mente:

Violeta Ansiosa está alterada. No puede dejar de anticipar un sinfín de peligros para el día que hoy empieza. Ayer se acostó tarde porque pensaba una y otra vez en los asuntos pendientes y hoy, al sonar el despertador, lo ha maldecido recordando que… ¡tiene que cambiar esa horrible melodía por otra más suave! Pero siempre se le olvida, pues tiene demasiadas cosas en la cabeza. ¿Cómo no se va a olvidar de ese asunto y de muchos más? Además, al darse cuenta de las pocas horas que ha dormido decide que va a tener un día muy malo: voy a estar cansada, con falta de energía y de claridad mental… ¡Como un zombie! Y el otro día leí que dormir poco engorda; ¡lo que me faltaba, con lo inmensa que estoy! ¡Y en agosto se celebra la boda de mi prima! ¡No voy a caber por la puerta de la iglesia! Mientras toma una ducha empieza a pensar en todas las cosas que tiene que hacer hoy… No se me puede olvidar llevar los libros a la biblioteca, pues hoy cumple el plazo del préstamo; antes de ir a trabajar tengo que sacar a mi bebe (aclaremos que su «bebé» es su perrito), a pasear para que haga sus cositas; tengo que tomar fruta para desayunar, ¡pero resulta que hoy no hay en casa, así que me quedo sin mi fruta para el desayuno! He de comprar frutita, que no se me pase… Además, se compadece de su situación laboral: tras chuparme dos carreras y dos másteres acabo en un habitáculo cutre y hortera, malogrando mi vida, ¡con lo fina y exclusiva que yo he sido siempre…! Su imaginación vuela descontrolada a través de un futuro tenebroso y se ve vieja y decrépita; su jefe le da miedo, está segura de que la ve como a una mala trabajadora, y la decoración de ese lugar es un horror. A sus compañeros no se acerca mucho porque se siente tan insegura ante ellos… ¡Me miran raro! Está segura de que hoy no contarán con ella para ir a tomar algo a media mañana, como no lo hicieron ayer. ¡Que gente más desagradable y que mala suerte he tenido siempre! Nunca encuentro a nadie que me apoye y me comprenda. Y además tengo que ir a echarle gasoil al coche, que hoy no se me olvide, ¡pues se me olvidó hacerlo ayer! Si se me olvida me voy a quedar tirada y entonces será brutalmente horrible, yo ahí, ¡en medio de la autopista y sin gasoil! ¡Tengo demasiadas cosas que hacer y siempre se me olvidan! Todo esto ha pensado, regodeándose en la cadena de pesares y angustias, mientras se duchaba, y cuando sale medio corriendo y resbalando de la ducha piensa que no sabe qué ponerse. Recuerda con sufrimiento que se le olvidó planchar el pantalón verde que hoy le gustaría llevar, ¡pues al menos ese aún puedo abrocharlo! Como un relámpago agarra cualquier cosa para vestirse y llega a la conclusión de que está muy agobiada, que todo es un horror y que ella es un absoluto desastre. Se mira al espejo y compone una mueca de espanto: ¡vaya pintas que llevo! ¡Pero no tengo tiempo para ponerme otra cosa! Debería planificarme para tener la ropa preparada. Siente hambre y en lugar de comer esa fruta saludable que no tiene y por la que se queja con amargura, se lanza sobre el paquete de donuts (esto no se me olvidó comprarlo, ¡maldición!) y los engulle como si fuera Triqui, el Monstruo de las Galletas. No sabe si ha tomado dos, tres o cuatro donuts porque su mente sigue ocupada en las mil y una tareas para las que no tiene tiempo… Antes de ir al trabajo debe sacar a pasear a su amor perruno de 500 gramos de peso, llamado Rambo. Sale con su hijito, que ladra y corretea con felicidad, poco solidario con los pesares de su dueña. Violeta Ansiosa empieza a lamentar haber desayunado de un modo tan descontrolado, pues se siente pesada e hinchada; imagina que si tropezase echaría a rodar como aquella bola de la película de Indiana Jones. Al tener la mente ocupada en mil y una historias no fue consciente de lo mucho que estaba comiendo, y además a gran velocidad. Ahora se lamenta todavía más por no haber tenido la fruta preparada: así nunca conseguiré adelgazar. ¡Estoy tan gorda…! Por otro lado, cuando se levante mi hermano sin duda se enfadará conmigo; habían pactado que ella se encargaría de que no faltara fruta para desayunar y él se encargaría de que no faltaría la leche de avena. Lo cierto es que él cumple y nunca falta la leche de avena, pero yo he engullido todos los donuts, de eso sí estoy segura, y no le he dejado ni uno para desayunar.  ¡Me siento tan miserable…! Transcurre el tiempo y su propia mente no cesa de atormentarla. Ahora está ya en el trabajo, y piensa cada dos por tres que debería buscarse otro trabajo. Sus compañeros no le llaman ni para tomar un triste café. Se le viene a la mente la charla que les dio sobre lo asquerosa que era la leche de vaca, y la descripción de cómo sufrían las vacas y lo desconsiderados que eran quienes bebían leche animal… Mientras ellos bebían, precisamente, leche animal. Desde entonces la relación es distante y ella reconoce que fue un tanto grosera… ¡Nunca volverán a hablar conmigo! ¡Estoy apestada, como una leprosa! ¡No volveré a tener amigos jamás! ¡Siempre estaré sola, hasta que me muera! Y tiene que llevar los libros a la biblioteca, ¡que no se me olvide! Le gustaría tomar otros en préstamo y busca algunos títulos en internet, pero entre medias se mete en Facebook, desviándose de su tarea inicial, hasta casi olvidarse de ella. Tiene muchas ganas de leer literatura fantástica para vivir increíbles aventuras y alejarse de su estresante vida, pero lo cierto es que últimamente nunca tiene tiempo, ni siquiera para buscar novedades literarias interesantes en internet… De pronto aparece su jefe y ella siente el agobio supremo. Seguro que me va a pedir los informes que debía terminar, ¡y se me ha ido una hora en el Facebook! Voy a bajar la mirada, no le miro, no le miro, ¡no le mirooooo!, ¡que se vaya, por Diosss, que me da algo! Sorprendentemente, el jefe pasa de largo… Por esta vez me he librado. Termina la jornada laboral y queda atrapada en un atasco. ¡Qué asco de ciudad! ¡Y me cierran la biblioteca! Y entonces piensa que debería de apuntarse a unas clases de inglés… Y empieza a fantasear sobre lo maravilloso que sería hablar en inglés. Si supiera inglés todo sería más fácil, mi vida se enderezaría y sería siempre feliz. Pasa el tiempo y ya está de vuelta en casa. Fue a la biblioteca y no sabe ni qué libros ha sacado porque allí vio a una antigua amiga, pero ahora enemiga, y no pudo dejar de pensar en todas las razones que tenía para odiarla y desearle cien muertes y mil condenas en el infierno. Tan enfadada estuvo solo por verla ahí, lejos, junto a una estantería, que ni se fijó bien en los libros que había tomado y, cuando ya estaba fuera, se dio cuenta de que en realidad ni le interesaban. Por la tarde, mientras lleva a Rambo a hacer sus cosillas, no puede dejar de pensar en el malísimo día que ha tenido y en lo desgraciada que es. Y así, pensando, pensando, se la pasa la tarde y la noche y de pronto se da cuenta de que son las dos de la madrugada y aún no ha conseguido dormirse… Mañana voy a estar hecha polvo. ¡Mi vida es una mierda ASÍ DE GRANDE!, piensa, mientras abre los brazos mentalmente. ¡Pero sin duda el día de mañana será peor que este!

Este es el primer escenario, que he llamado el Escenario de la mente. Aunque he caricaturizado esta forma de pensar, si te reconoces en ella quizás te ayude leer también mis entradas

Flexibilidad mental para sentirse bien: eliminar el TODO/NADA, Qué hacer ante la desesperación, Mantener la calma ante las emociones negativas y El valor de la acción.

Escenario del presente:

Suena el despertador. Violeta Presente oye con deleite la suave y delicada música. Llega un maravilloso y nuevo día, lleno de oportunidades fantásticas que ella puede aprovechar. Aún en la cama, escucha a los pajarillos del barrio, pajaritos que nos avisan que ya ha amanecido. Los pájaros son la música de la tierra, se dice, y agradece a la existencia el placer de oír los trinos alegres de los pájaros, que esa sea la primera cosa que percibe al despertar. Rambo está junto a ella y empieza a lamerle la cara. ¡Yo también te quiero!, ¡mi amor!, le dice a su perrito, mientras le abraza y besa su cabecita. ¡Qué afortunada soy de tenerte en mi vida!  Se despereza y se estira todo lo larga que es, sintiendo cómo sus músculos se destensan, se llenan de fuerza, y luego se relajan. Se mete en la ducha y con deleite siente el agua cálida recorriendo su cuerpo. Sus fosas nasales disfrutan del olor a pomelo y limón de su jabón. Sabe que hay muchas personas en este mundo que no pueden tomar una ducha matutina y ella agradece que pueda tener algo que en otros lugares sería un auténtico lujo. Tiene muchas razones para estar agradecida y esta es una de ellas. Sale de la ducha y se viste con la ropa que ya tenía preparada. ¡Qué guapa estoy! Esta ropa me encanta. Es maravilloso tener un trabajo que me permita comprarme esta ropa. En el desayuno escoge dos frutas de colores vivos: hoy se decide por las fresas y los arándanos azules. Antes de meter un arándano en la boca lo observa detenidamente, su color intenso, su forma curiosa. No hay dos arándanos iguales, pero todos son perfectos en sí mismos. La tierra fértil nos ofrece sus maravillas. ¡Gracias por estos frutos maravillosos! Introduce el arándano en su boca y siente una explosión de sabor, siente la textura en la lengua, su frescor, y lo acompaña con sorbitos de leche de avena. Ninguna otra cosa ocupa su mente, salvo la experiencia de la comida. Nada le distrae de este momento presente. ¡Qué rico todo! Gracias, hermanito, por asegurarte de que todas las mañanas tengamos leche de avena en la nevera. Gracias a la vida por darme estos manjares. Saca a Rambo a pasear. Y Violeta Presente se maravilla con cómo el amanecer se va a abriendo para dejar paso a un nuevo día. El cielo es bello y majestuoso, la brisa acaricia su piel, las diferentes tonalidades del verde en las hojas de los árboles… Una maravilla tras otra. ¡Y que bonito es mi Rambo!, le tiro la pelota y él corre con una alegría e inocencia infinitas para traérmela de nuevo. ¡Qué poco necesitan los animales para ser felices! ¡Qué buenos momentos paso contigo, mi querido Rambo!, le dice a su mascota. Ya en el trabajo, saluda con una gran sonrisa a sus compañeros, se acerca a Luisa y le propone que vayan a almorzar juntas a un nuevo restaurante vegetariano que tiene una pinta estupenda. Luisa asiente, a ella le encanta la carne, pero Violeta Presente es muy divertida y así puede probar un tipo de comida nueva. Violeta Presente trabaja con dedicación, absorta en sus tareas, simplemente está ocupada en el presente, en lo que le toca a hacer, y deja fuera las preocupaciones y los pensamientos sobre el futuro. Absorta en su labor, se le pasa el tiempo volando. A veces toma una pausa para descansar durante unos minutos mientras mira el cielo, a través de la ventana, o simplemente cierra los ojos y se relaja. Decide que es estupendo tener un trabajo que le permita ser independiente y pagarse las cosas que le gustan de esta vida… Aunque también está suscrita en webs laborales, por si salen oportunidades mejores. Quizás sea bueno cambiar y probar algo nuevo. A ella le gusta experimentar y vivir con plenitud los cambios y las sorpresas. Sale del trabajo y queda atrapada en un atasco, pero en lugar de enfadarse, gruñir y agarrar con fuerza el volante, como hacen muchos otros conductores, piensa que no tiene ningún sentido enfadarse, pues los coches no circularán más rápido porque ella se enoje o deje de enojarse, y por tanto decide aprovechar este tiempo en algo interesante. Sintoniza la emisora de radio en la que dan clases de inglés y mientras aprende y practica en voz alta, se le ocurre que incluso en los atascos se puede disfrutar de la vida, si uno tiene ganas de hacerlo. Por otro lado, y en previsión de estas cosas, tiene algunos podcasts de temas fascinantes que escucha mientras conduce, así que no será tiempo perdido en absoluto. Ya en casa, sale a correr junto al diminuto y enérgico Rambo, y mientras trota aprecia los colores increíbles del parque a media tarde. Antes de acostarse, revisa su agenda y hace una lista de todas las tareas que debe realizar al día siguiente, las planifica y prepara para que salgan bien. ¡Sin duda saldrán bien!, se dice. Se va a la cama relajada y satisfecha. Rambo se hace un ovillo sobre la manta, junto a sus pies, y Violeta Presente piensa antes de dormir que hoy ha sido un día maravilloso.

Dejemos por un momento a Violeta Ansiosa y a Violeta Presente, y hablemos de ti. Quizá pertenezcas a esa clase de personas que se sienten abrumadas por la cantidad y complejidad de tareas que deben realizar en su día a día. Puede que sufras niveles de ansiedad intensos porque te veas incapaz de afrontar lo que la existencia te pide. Una buena opción para superar ese malestar es visitar a un psicólogo sanitario para que te ayude a explorar, reconstruir y reconducir tu vida, de modo que puedas disfrutarla mucho más.

Dicho lo anterior voy a proponer algunas acciones que podría llevar a cabo Violeta Ansiosa para acercarse poco a poco, de manera lenta pero segura, al estado satisfactorio de Violeta Presente.

  1. Hazte con UNA AGENDA. La memoria humana tiene una capacidad muy limitada de retención, a corto y largo plazo. De hecho, cuando empiezas a recordar los diferentes sucesos que has vivido, se suelen recordar de una manera general, no detallada (haz la prueba: ¿qué cenaste hace dos días?). Agendar todas y cada una de las tareas que debes afrontar le dará permiso a tu mente para liberarse de ellas, para no tratar de recordarlas una y otra vez. Le dejarás espacio libre para ocuparse de otras cosas y le quitarás presión. Organizarás el tiempo para hacer lo que deseas. Podrás disfrutar y vivir con plenitud el presente que te toque vivir.

Violeta Ansiosa se compró una agenda en papel y empezó a apuntar las tareas programadas para esa semana. Luego apuntó y organizó las tareas de semanas y hasta meses posteriores, como la boda de su prima o la revisión anual del ginecólogo. Entonces sintió un gran descanso y liberación, porque ya no tendría que acordarse de todo ella sola, le bastaría con ir mirando la agenda cada día. Nada se le olvidaría.

  1. Apunta en la agenda, también, las tareas diarias del día siguiente. Pero tampoco lo hagas de manera excesivamente detallada, en cuanto a todas las horas de ese día. Deja un tiempo para imprevistos. Sé flexible para cambiar de horas y días las cosas que tengas que hacer. Si surge un imprevisto y no tienes ni una hora libre en tu agenda, sentirás frustración. Sé flexible para reorganizarlo todo, si fuera necesario. Piensa en tu agenda como en un organismo vivo que cambia, igual que tú, según transcurre su vida, una vida donde lo único constante es el cambio. LA AGENDA TRABAJA PARA TI, NO AL CONTRARIO. No te vuelvas un esclavo de tu agenda.

Violeta Ansiosa se programó sus quehaceres con márgenes de media hora entre ellos para poder suplir posibles imprevistos, y eso le dio mucha tranquilidad, al comprender que de este modo podría ocuparse de ellos sin problemas. Y si no había imprevistos, ¡mejor que mejor!

  1. Deja siempre un espacio de tiempo en el día a día para dedicártelo a ti. Para hacer algo que no sea de provecho. Para el ocio, la diversión, el disfrute o, simplemente, ¡para no hacer nada de nada! Que sea tu tiempo de perder el tiempo. Darse un masaje, salir con amigos, hacer deporte, tumbarse en el sofá a escuchar música, leer por el puro placer de leer, etc. Es importante dar descansos a la mente, permitir a la mente soltar presión, porque si no lo haces puedes estallar como una olla al fuego, herméticamente cerrada. Hay personas muy motivadas y prácticas que planifican solo sus tiempos de estudio o trabajo, para tener la mayor productividad y efectividad… Y lo que consiguen es que al final la propia mente, saturada y agotada, tire la toalla y les lleve a perder el tiempo de manera descontrolada, lo cual es mucho peor, porque produce frustración, rabia y pérdida de autoestima. Basarlo todo en la fuerza de voluntad es un error. En los estados de reposo, en esos vacíos de productividad, pueden ocurrírsete grandes ideas. No estar dispuesto a perder el tiempo de vez en cuando es una manera segura de acabar perdiéndolo. Por tanto, planifica también los descansos, el ocio, el disfrute y el placer, dales un tiempo razonable a diario. Haz de esto algo innegociable.

Violeta Ansiosa se organizó la agenda para llegar un cuarto de hora antes al trabajo y pasar ese lapso dentro del coche, con los ojos cerrados, simplemente descansando También se agendó una hora antes de cenar para salir a correr o a pasear. Y también se dio un tiempo para escuchar música o leer. Lo más sorprendente es que gracias a esos descansos había aumentado su productividad durante la jornada de trabajo.

  1. Revisa la noche anterior, antes de dormir, las cosas que quieres hacer al día siguiente. Y si han surgido imprevistos, reorganiza la agenda para cuadrarlo todo, siendo lo bastante flexible como dejar de hacer algunas cosas, o cambiarlas de lugar. Sin olvidarse de dejar como mínimo una hora para no hacer nada productivo.

Violeta Ansiosa revisa todas las noches las tareas del día siguiente, preparando y ajustando todos los imprevistos. Y lo primero que planificaba era su hora improductiva.

  1. AGRADECE TODO LO BUENO QUE TIENES, QUE ES MUCHO MÁS DE LO QUE IMAGINAS. Salud, trabajo, dinero, tiempo libre, seguridad, alimentos, agua, y sobre todo… ¡vida! Incluso, puedes reconocer que tienes la suerte de tener muchas de las cosas de que te quejas. Por ejemplo, si te quejas de limpiar la casa recuerda a quienes duermen bajo los cartones en lo más crudo del invierno. Si tienes que llevar el coche al taller agradece poder permitirte eso, tener un coche. Si te duelen las piernas, ¡al menos agradece que las tienes!, pues hay gente que las ha perdido. Cuando tomas el hábito de agradecer todas las maravillas que hay a tu alrededor, de pronto dejas de sentirte pobre y carente de bienes y riquezas, y comprendes que vives en una dimensión de completa abundancia. La vida adquiere otro matiz, otro sabor y otra perspectiva.

Violeta Ansiosa se hizo el firme propósito de que cada vez que se descubriera quejándose trataría de darle la vuelta a la queja para encontrar algo que agradecer.

  1. ÁNCLATE EN EL PRESENTE CON EL CUERPO, a través del tacto, tocando y palpando con interés lo que tengas entre manos; a través del olfato, percibiendo mejor los olores de tu entorno; a través del oído, prestando atención a los sonidos de tu ambiente; a través de la vista, mirando con curiosidad cuanto te rodea; a través del gusto, saboreando con minuciosidad los alimentos que introduces en tu boca, como si fuera la primera vez que los comes. Y a través de las sensaciones internas, para percibir la increíble y gloriosa arquitectura de tu propio cuerpo.

Cuando a Violeta Ansiosa le sobrevenían pensamientos perturbadores, respiraba profundamente y se decía a sí misma AQUÍ Y AHORA. Si estaba almorzando se concentraba en los sabores, texturas y olores del alimento. En ocasiones se concentraba en su cuerpo y le preguntaba ¿cómo estás? Podía mirar con curiosidad los colores de cuanto le rodeaba, sus formas, su movimiento, etc.

Cuando te centras en el PRESENTE vives la vida con intensidad. Vives cada instante saboreándolo de manera plena. Pero cuando te enredas en el huracán de pensamientos perturbadores y ansiosos te pierdes la vida, eres una marioneta dirigida por un piloto automático… Comes por inercia, perdiéndote el placer de cada sabor, sin ser consciente de cuando tu estómago grita ¡detente, ya estoy lleno!, no paras de comer porque estás desconectado de tu cuerpo y eso te lleva a sentirte hinchado y en ocasiones incluso a enfermar. Cuando te hundes en el Escenario de la mente no te fijas en la maravilla de colores que nos rodean, en la maravilla de seres que nos acompañan, en lo maravillosa que es la vida.

Sí, ya sé lo que algunos estaréis pensando:

¡Vaya estupidez, el fijarse en las florecitas y los árboles, cuando tengo tantas cosas pendientes! Uno no puede estar en babia porque hay muchas cosas que hacer, muchas cosas de las que ocuparse. ¡Además, el mundo está lleno de problemas! ¿Pero en qué jaula de colorines estás metida? ¿No lees los periódicos ni escuchas las noticias? ¡Todo es una mierda! ¿Cómo puedo disfrutar de una nube en el cielo cuando hay pobreza, corrupción y violencia, cuando todo es tan injusto, cuando a miles de kilómetros se muere la gente de hambre? ¡Y yo aquí, mordiendo y saboreando mi comida de gusano privilegiado! ¡Tengo el deber de estar triste, apesadumbrado y enfadado! ¡Tengo razones para estar muy, muy enfadado! ¡Todos tenemos que estar enfadados! ¡Me parece una falta de respeto y una crueldad que tú disfrutes oliendo una rosa, mientras hay tanta gente que sufre! ¡Lo más justo es estar enfadado y amargado, minuto a minuto! ¡Estar enfadado y sufrir es un deber, el deber de todo buen ciudadano que se preocupa de los demás! Tú eres tonta, pero tonta de verdad. Las personas inteligentes se preocupan, ¡se preocupan muchísimo de hacerlo todo mejor! ¡Están siempre serias y preocupadas! ¡Qué increíble egoísmo el tuyo! ¡Tú pasas de todo! ¡Pasota! ¡Anda que si todos fuéramos como tú…! ¡El mundo es un lugar horrible! ¡Hay demasiados problemas como para ponerme a mirar las nubes! ¡Y me van a echar del trabajo, para unirme a miles de parados, porque la economía está fatal y los políticos son todos unos zánganos. ¿Y la política? ¿Y las crisis? ¿Y este sistema espantoso? ¿Pero qué te has fumado, maldita hippie loca? ¡Tú tienes un deber para con la sociedad y con los individuos! ¡Muchos sufrieron y murieron para tener lo que tienes, y ahora te toca a ti luchar y sufrir por los demás! ¿Y dices que disfrute? ¡Pero si todo va mal e irá a peor! ¡Alguien tiene que trabajar y dar el callo para mejorar las cosas, mientras tú te tiras a la bartola, admirando el dedo gordo del pie! ¡Y ahora me duele la cabeza, demonios! ¿Qué pasa, tengo que estar alegre porque no me han decapitado y aún tengo una cabeza sobre los hombros? ¡Chorradas! ¡Qué irresponsabilidad! ¡Que ya somos adultos, leche, como para andar con tanta flipada orientalista barata! ¡Cuánto vago irresponsable! ¡Y qué pesadez! ¡Y los abejorros y los arbolitos y blablabbla! ¡Cuánta palabrería vana e inútil! ¿Es que esa cháchara no va a acabar nunca? ¡Hay que cambiar la sociedad, el sistema, el país, el continente y el mundo entero, que está todo fatal! ¡Hay que cambiar el mundo, sí señor! ¡Hay que sufrir, hombre, claro que sí! ¡La vida es asquerosa y hay que sufrir! Eso es lo justo y lo que debemos…

A partir de ahí, esa voz se dispara y se hace más y más aguda, como la de un pitufo acelerado que no pudiera parar de hablar y hablar y hablar… Porque sigues ahí, justo ahí, en el Escenario de la Mente, no en el Escenario del Presente. Y seguirás estando ahí, enredándote en el malestar y el sufrimiento inútiles que se alimentan de sí mismos, mientras no tomes la decisión de cambiar. Al final, lo más fácil (y horrible) es sufrir y ser infeliz. Y lo más valiente y difícil es tomar la firme decisión de disfrutar de la vida, sin permitir que nada ni nadie te la amargue. 

Espero que este artículo te haya servido para explorar tu propio interior, pues el viaje al interior es el más increíble de los viajes que puede hacer un ser humano. Recuerda que ante situaciones difíciles y complicadas visitar a un psicólogo sanitario puede ser una muy buena opción para clarificarte y superar aquello que ahora te hace sufrir. Si te ha gustado este artículo te invito a que te suscribas a mi Newsletter para recibir automáticamente mis entradas y así estar al tanto de diferentes e interesantes temáticas y recursos de psicología. Me encantaría verte entre mis suscriptores.

Que tengas un día maravilloso.

Natalia Aguado (psicóloga sanitaria).

NVAG Centro de Psicología es un centro sanitario en Alcobendas (Madrid), en el cual la psicóloga sanitaria Natalia Aguado ofrece servicios de psicoterapia. Para más información visita www.nvagpsicologia.com